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1.2.1. Manifestaciones posteriores en niños.

Los niños tienen dificultades para entender los cambios y expresar sus reacciones, que suelen ser mayores en niños de menor edad.  Las manifestaciones fundamentales son las reacciones regresivas, problemas somáticos relacionados con la alimentación y el sueño, cambios en el comportamiento y en el estado de ánimo y gestión de la ansiedad.

Podrían, por tanto, observarse:

  • Regresiones a etapas previas del desarrollo: lloriquear, estar más apegado, hablar como si fueran más pequeños, orinarse en la cama.
  • Somatizaciones (síntomas relacionados con la ansiedad u otras emociones negativas como dolor de cabeza muy intenso, de tripa, torácico, palpitaciones, molestias en el pecho o dificultad para respirar)
  • Mayor irritabilidad con despuntes de conductas problemáticas o disruptivas. Mayor desobediencia o rebeldía ante las normas.
  • Están más alterados, mayor agitación, con picos. Inestabilidad.
  • Más tristeza y sensibilidad, mayor ansiedad,
  • Se acrecientan los miedos, la preocupación y la ansiedad, asociados a la incertidumbre, los cambios en sus rutinas, la posibilidad de enfermedad y muerte de abuelos o familiares, de pérdida de trabajo de los padres, etc.

 

Es importante tener en cuenta que los niños pueden hacer una interpretación desajustada de la información que reciben, tanto de los medios como de los padres. En este sentido, hay que considerar que los padres, pueden condicionar las reacciones de los niños en función de su propia reacción a la crisis y de la capacidad de seguridad y protección que son capaces de ofrecer a los hijos. Este contagio emocional de los padres a los hijos se agudiza aún más en espacios pequeños y con pocos recursos.